Son
las 22:00 hras del sábado de ayer, sostengo mi mirada y veo la lluvia caer
desde mi ventana , buscando inspiración para escribir un nuevo artículo por que
aquellas personas que tenemos la oportunidad
y el privilegio de llegar a la gente a través de lo que hablamos o escribimos
tenemos una gran responsabilidad. No siempre es fácil plasmar lo que queremos
que llegue al corazón del que nos lee o nos escucha. Es asi que hoy quiero hablarles de ese ser
incondicional que nos regaló la vida :
“Madre…. Te
doy gracias por albergarme 9 meses en tu vientre y quererme desde el primer momento
que supiste q me esperabas. Hoy quiero decirte que vivir dentro de ti fue lo
más maravilloso que me ha sucedido en toda mi vida, no he encontrado un lugar
más confortable, más acogedor, más tranquilo y más feliz que tus entrañas. Han
pasado muchos años desde el día que tuve que dejar tu vientre y enfrentarme al
mundo, la vida afuera no ha sido fácil sin embargo tú siempre has estado a mi lado
para ayudarme y protegerme. Te agradezco tus desvelos, tus cuidados, tus
preocupaciones, tu lucha diaria, pero no tengo palabras para agradecerte tu
infinito y único amor.”
Estas
palabras desde hace mucho retumban mis oídos y hacen parpitar mi corazón queriendo
salir, hoy escribo estas letras pero mañana te las dire mirándote a los ojos
….. Querida Madre!!!, por que hay que reconocer que parte de lo que somos , se
lo debemos al cuidado y amor de nuestra madre; estar en este mundo no es
cuestión de casualidad ni mucho menos un experimento para medir nuestros
aciertos y desaciertos. Hay que reconocer que conforme pasa el tiempo, tarde o
temprano tenemos que devolver todo lo
que nuestros padres nos dieron, el tiempo es cruel por que pasa demasiado
rápido pero a la vez es sabio por que nos da la oportunidad de ser mejores
hijos siempre.
Apreciemos
y revaloremos el amor de nuestra madre, símbolo
de desprendimiento y entrega incondicional y muchas veces además de ejercer las
tareas de la casa, sale a trabajar para ayudar a traer el sustento al hogar, ya
que el costo de vida en estos días es muy alto.
Ella
es madre, esposa, amiga, consejera, doctora, psicóloga, cocinera, orientadora y
tantas cosas más. Y cada faceta o rol que desempeña trata de hacerlo con esmero
y dedicación. Es bienaventurada porque aunque a veces no ve los resultados que espera de sus hijos, sigue
confiando y declarando que sus hijos e hijas lograrán triunfar. Porque muchas
veces aunque ve a sus hijos por malos caminos, sigue creyendo y pidiendo al
Dios del cielo que sus hijos estén bien y sean salvos. Y cuando hablo de madre
no me refiero solamente a aquella que los concibe o los carga en su vientre,
pues gracias a Dios y para fortuna de muchos niños existen mujeres que son tan
o mejores madres que las biológicas. Sino que me refiero a toda mujer que
además de dar vida, saca a sus hijos hacia adelante y lucha por ellos sin
rendirse.
Habrá
momentos en que tal vez no logremos comprender sus palabras o decisiones. En
que tal vez no entendamos el por qué actúa de una u otra manera. Quizás al
tratar de independizarnos o de buscar nuestro propio camino habrá momentos en
que la lastimemos sin siquiera darnos cuenta. Es muy probable que en ocasiones
tengamos algún desacuerdo que nos lleve a alguna discusión, pero debemos
recordar como hijos, la importancia de cuidar nuestras palabras, pues luego
aunque queramos borrarlas y aunque ella nos perdone, sentiremos un gran dolor y
cargo de conciencia por no haber sabido cómo manejar los conflictos familiares.
Genzho
Amaya